Animales: mejores amigos y fieles compañeros.

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Bien se sabe que los animales resultan sorprendentes compañeros y amigos. También, es sabido que tienen la capacidad de empatía con el ser humano. Estas cualidades los hacen perfectos para las terapias de ayuda a personas con capacidades diferentes y como acompañantes de personas invidentes o con movilidad reducida. Este es el caso de los caballos enanos de Estados Unidos, que contribuyen a proporcionar una mejor calidad de vida a las personas con dichas características.

Esta especie de caballos, de tamaño de un perro grande y de alrededor de 45 kilos de peso, resultan ideales para el trabajo ya que poseen una gran fortaleza física y son más longevos que los perros: pueden trabajar durante 30 años aproximadamente. Pero también, requieren más atención y cuidados y son mucho más caros.

Cali, una yegua de pelaje castaño y de crines negras, es uno de esos ejemplos. Esta pony fue entrenada durante 6 meses para ayudar a Mona Ramouni: una estudiante invidente, de 30 años de edad, que asiste a la Universidad del Estado de Michigan en Lansing (en el norte de EEUU).

La vida de Mona cambió radicalmente gracias a Cali. Ella se había acostumbrado al uso de un bastón y a la asistencia constante de sus hermanos. Sin embargo, eso le coartaba la independencia: “En casa, sea cual sea la edad, los padres te tratan como un niño”, afirma Mona. Por lo cual ella realmente necesitaba poder valerse por sí misma.

También añade: “Mi padres inmigrantes jordanos, musulmanes practicantes, consideran los perros como impuros y no querían tener uno en casa”. Por lo cual, Cali resultó la solución para que la joven pudiese seguir con sus estudios (que en un futuro la habilitarían a trabajar con niños discapacitados).

En el 2008, la pequeña pony comenzó a formar parte de la familia. Vivía en el jardín de la casa en Dearborn (Michigan) y todos colaboraban con el alimento, la recolección de los residuos y la limpieza y mantenimiento de los cascos del Cali.

Finalmente, Mona y su amiga equina se mudaron a Lansing y con mucha fuerza de voluntad lograron adaptarse a su nuevo medio.

Al principio se temía por el comportamiento que tal animal pudiese tener y el desorden que podría llegar a provocar, pero Cali apaciguo la polémica, demostrando una excelente conducta. Incluso entabló una buena relación con Harper, el perro acompañante de uno de los jóvenes de la institución.

A pesar de que la universidad tiene un centro reconocido a nivel internacional de ayuda a personas con discapacidades, los alumnos todavía no se acostumbran a este tipo de acompañante, por lo que le sacan fotos y le preguntan a Mona si realmente se trata de un caballo real, a lo que a veces ella responde bromeando: “No. Es un juguete genial”.

Foto:  odt

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